martes, 1 de marzo de 2011

La educación y la escuela

Los niños eran confiados hasta llegar a la pubertad a un pedagogo.
Los niños se dirigían a sus padres llamándole domine, pero se relacionaba más con su pedagogo y su nodriza que con su padre.
La nodriza era aquella que le enseñaba a hablar y el pedagogo a leer.

La escuela era una institución reconocida cuyos días de descanso lo marcaba el calendario religioso. A ella acudían niños y niñas hasta que a los doce años se separaban. Las clases se daban por la mañana. Solo los niños de familias más acomodadas y ricas seguían estudiando.
Sin embargo a las niñas se les consideraba adulta.

Los pedagogos se encargaban de los niños a partir que la nodriza se lo daba en sus manos, a los siete años.
No le perdía de vista en ningún momento del día. También hacia el trabajo de maestro ayudándole en los trabajos escolares.
El pedagogo se desprendía del niño cuando este tomaba la toga viril.
Los niños de familias ricas podían estudiar la enseñanza primaria con un maestro particular, pero a partir de los doce años tenía que hacerla fuera de casa. 

Fresco en el que se representa una joven pompeyana en una actitud reflexiva.





El currículo romano estaba compuesto por Lengua Materna, Homero, Retórica, Filosofía, Música y Deporte. Los griegos no aprendían latín, mientras que los romanos de la mitad occidental aprendían Latín y Griego y daban menor importancia a la música y al Deporte.
La escuela debido a que era una institución rodeada de dinero había niños que no tenían el privilegio de ir.

Imagen representativa de la escuela romana.


La mayoría de edad

No había una mayoría de edad legal, simplemente dejaban atrás la pubertad cuan el padre lo vestía con trajes de hombres.
A los dieciséis o diecisiete años, los niños ricos optaban por una carrera pública o por el ejército.
Hasta que el padre no falleciese, el niño no podía convertirse en padre de familia ni tener un patrimonio propio.
Para las jóvenes su virginidad era sagrada.
Incluso una vez fallecido el padre, este podía condenarlos en sentencia privada o incluso se encontraban bajo su tutela, en el caso de las hijas si no estuvieran casadas.
Las mujeres eran eternas menores, siempre bajo la tutela de un varón.

La juventud romana tuvo una gran influencia, ya que los dos gemelos, Rómulo y Remo en su adolescencia establecieron una festividad.
El 15 de febrero se celebraba las Lupercalia, en la que dos jóvenes se paseaban desnudos por el Palatino con una piel de cabra atada a los riñones y otra en la mano. Cuando le daban a las muejres estas debían concebir hijos.

Imagen del Monte Palatino.

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