El matrimonio en Roma era un acto privado que ningún juez sancionaba.
No era necesario la ceremonia ni dejar documentos escritos de dicha unión, pero debido a la tradición a menudo se realizaban las ceremonias.
En dicha boda se elegía cuidadosamente la fecha y la novia iba vestida con un traje nupcial, un cinturón ceñido y un velo rojizo.
Matrimonio entre dos ciudadanos romanos. Mural de un sarcófago en el Museo de Capodimonte. |
La ceremonia comenzaba conociendo la voluntad de los dioses. Más tarde si poseían patrimonio se firmaba un contrato donde se estipulaba la dote. Finamente una madrina unía las manos de los cónyuges una sobre otra y se celebraba la cena nupcial en casa de la novia.
Hacia el anochecer, se hacia una reproducción de las Sabinas, en la que la novia se echaba a los brazos protectores de su madre y el novio la arrancaba de ellos violentamente. En dicho acto, se fingían lágrimas y lamentos. Para finalizar todos los invitados los seguían hasta llegar a la casa del novio.
Rapto de La Sabinas. Pintura de Jacques-Louis David. La ceremonia era la unión de las manos de los cónyuges por la que se sellaba el acto matrimonial como prueba de lealtad y respeto mutuo. Cuando la ceremonia era religiosa, se requería la presencia del Pontifex y del Flamen Dialis. En ella los dos esposos se sentaban tapados con un piel de una persona había sido sacrificada y finalmente se giraban y se comían un pan de trigo. El matrimonio romano se estableció de dos maneras: - En uno de los tipos la esposa entraba a formar parte de la familia del marido, bajo su poder, en similares condiciones que los hijos. - En otro tipo el matrimonio era libre, en este la mujer seguía formando parte de su familia y bajo la tutela de su padre. Este tipo de matrimonio era el más común. El divorcio era cómodo y fácil de establecer, simplemente la esposa se iba con su dote y los hijos se suponía que se quedaban con el padre. La mujer de solo marido estaba mejor vista que la que había compartido varios. La mujer romana siempre se debía encontrar bajo la tutela de un varón. Los padres tenían por costumbre asignarles un marido de pequeña. La mujer romana tenía algunos derechos similares al de los hombres, como por ejemplo la posesión de su dote. Pero en el sentido público solo podía participar en la religión, ya que muchas no son conocidas como sacerdotisas, pero estaban excluidas a actos como la guerra o la política. |
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